Cada mañana, en esta calle en el zaguán de Benimaclet, huele a buen café y desde la cristalera el paseante ve como Penny y María ultiman los pasteles del día.
Un ritual repleto de cinnamon rolls y brownies, un café paradigmático donde un simple banco en la puerta es el mejor respaldo para degustar la jornada. Lugares pequeños que hacen barrio y conforman estilo.


